martes, 19 de agosto de 2008

Hasta siempre

Esta nueva entrada que me dispongo a realizar no tiene nada que ver con cualquiera de las otras tres que tengo. En esta no quiero denunciar nada ni deciros que aprovechéis vuestro tiempo. En esta solo quiero recordar algo; más bien a alguien. Alguien que ha sido una de las personas más importantes en mi vida y que desgraciadamente ahora solo forma parte de ella en mis recuerdos. Él estuvo junto a mi catorce años y diez meses exactamente hasta que se fue. Se fue para siempre. Ahora lo pienso y no sé qué hacer. No sé ni qué decir, pensar o hacer cuando me doy cuenta de que jamás lo volveré a ver. Sé que se fue de una manera muy cruel de este mundo. Y que en su caso era lo mejor, porque de nada le servía seguir sufriendo en vano. Pero lo que daría solo por verle una vez más, no os lo podéis imaginar. Sólo hay dos personas a las que he admirado de verdad. Me refiero a personas cercanas a mi. Y una de ellas era él. Era extraordinario. No había, hay o habrá nadie como él. Siempre estaba ahí, sonriendo y trabajando con esas maravillosas manos que creaban objetos preciosos. Nadie tenía esa vitalidad para todo o ese sentido del humor con los críos. Nadie sentía la pasión por el fútbol como él lo hacía, cuando se ponía detrás de la portería con una bufanda y saltaba cuando había ocasión de gol. Nadie hacía lo que él hacía. Y sobretodo nadie te daba el cariño que él te daba. Hay un abrazo que se me quedará siempre marcado en la memoria. Si cierro los ojos, lo veo y casi puedo sentirlo de nuevo. Pero no lo sentiré como aquel día. Creo que de una manera, fue como una despedida pero sin decir nada. Con un hasta mañana fue suficiente.
Los días pasaron por todos y también por ti. Los había en que estabas bien y otros en los que no. Hasta que llegó el día en que no sé si Dios si quién te arrancó de este mundo. Cuando me enteré, era incapaz de asimilarlo. No me parecía posible. No era un famoso que sale por la televisión ni un conocido el que se iba, eras tú. Mis lágrimas eran imparables y así lo fueron durante todo el día y toda la semana. El cariño que la gente me daba me hacía sentir peor. Me daba igual que me dijeran algo o no. Nada ni nadie te iba a devolver asique nada me servía. Yo sólo quería volver atrás. Ahora sólo me quedan recuerdos que poco a poco se irán borrando y eso es lo que más rabia me da. No quiero olvidarte. Quiero acordarme de todos los momentos en los que estuviste conmigo. Desde alguna riña hasta las partidas a las cartas o largos paseos después de comer. O cuando de pequeñas nos dabas una chocolatina a las tres cuando nos íbamos a casa. Y también cuando me comprabas melocotón porque sabías que me encanta de postre los domingos. Y cuando me regalaste la bici y me dijiste que te la habían traído los Reyes Magos. Cada día que pasa pienso que ya no estás. Pienso en que es el primer día que no vives un diecinueve de agosto como es hoy o un diecinueve de abril o cualquier fecha. Pienso en que te estás perdiendo tantos momentos y tantas cosas. Deseo con toda mi alma que me vengas a ver jugar los partidos y que paseemos a la nueva perrita y a Fox. Deseo tantas cosas y todas se reducen a lo mismo...TÚ. Te juro que no ha pasado un sólo día en estos seis meses que no estás en los que no haya pensado en ti al menos una vez al día. Todas las noches lanzo un beso al aire con la esperanza de que estés donde estés te llegue una pizca de todo el cariño que te guardo. Aún hay veces en las que me acuerdo de ti y no puedo evitar llorar. Hay una cosa de la que me arrepiento mucho y es no haberte dicho nunca lo mucho que te quería. Espero que lo supieras. Porque sé que tu también me querías mucho a mi. Siempre te recordaré y siempre tendrás en mi corazón un espacio enorme reservado para ti.
Nunca te olvidaré, Abuelo.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

La vida es...








La vida es...


Cuando eres pequeño no tienes preocupaciones. No tienes problemas. No tienes que tomar decisiones. No existe la responsabilidad. Tu única preocupación es de qué sabor es tu yogur o qué te regalarán por tu cumpleaños.




A medida que vas creciendo, la cosa se va complicando. Cuando eres niño aún le das importancia a los sabores y a los regalos pero empiezas a razonar un poco las cosas.

En la adolescencia, ¡tu vida es un caos! Lo más importante son tus amigos y la gente; especialmente lo que la gente piensa de ti. Todo se reduce a tu aspecto y cosas sin importancia, infravalorando las cosas que de verdad importan. En esta época, quieras o no, empiezan las decisiones importantes. Tienes qué decidir qué vas a estudiar y empiezas a realizarte como persona. Las decisiones que tomes aquí, marcarán tu vida para siempre.



Después de todo esto la cosa se calma, aunque la verdad es que creo que nunca se calma por completo. Digo que aquí se calma un porque tu vida ya tiene un rumbo, una dirección... Consigues un trabajo, formas una familia o te mantienes con la tuya...




Yo creo que todas las etapas son complicadas o todas muy simples, según por dónde lo mires. Hago esta reflexión sin saber nada de la vida, aún soy muy joven. Lo único que sé, es que cada día es un regalo. Un regalo que hay que tener siempre presente. Cada día tienes 1440 minutos que aprovechar: disfrutar al máximo, aprender todo lo que puedas, sentir las cosas, querer, amar, ser feliz...



Ésta, es sólo mi humilde opinión, puede que mucha gente no esté de acuerdo conmigo, incluso puede que dentro de unos años esto que digo no me lo crea ni yo. Lo único que os intento decir es eso: VIVE LA VIDA AL MÁXIMO. Ríe, llora, canta, baila, enamórate... lo que quieras, pero aprovéchalo.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Los animales de la vergüenza






¡Hola! Hoy quiero hacer un llamamiento a todo el mundo que sienta un poco de respeto por el mundo animal. Los animales deben ser tratados como personas, porque aunque no lo sean, son seres vivos así como las plantas y los humanos. Sobre todo quiero centrarme en el abandono.

Cerca de 200.000 animales son abandonados al año; 87.000 son perros. No entiendo como una persona puede desprenderse así de fácil de un ser vivo. ¿Acaso él no tiene derecho a vivir?

Sobre todo las cifras aumentan en Navidad porque es muy bonito hacer realidad el capricho del niño de regalarle un perro, un cachorro. Unos meses después el perro crece y ya no es tan bonito como antes. Ahora ya comienza a ser un problema lo de que se orine en casa o que lo destroce todo. Pero como nosotros, los humanos, lo arreglamos todo muy fácilmente pues cogemos al animal, lo metemos en el coche, lo soltamos por ahí y ya está; problema resuelto y no se hable más. O también porque los perros necesitan ser sacados 3 veces al día y es una lata, que lo haga el niño que para eso se lo regalaron ¿no?. Pero el niño también crece y prefiere estar con sus amigos que sacar al perro a que haga sus necesidades.

Los perros necesitan muchos cuidados, y no me refiero sólo a ser sacados (como mínimo) 3 veces, sino también a las vacunas, un baño, cosméticos desparasitarios, etc…

No sé si es que yo soy así pero yo no podría abandonar un perro a su suerte. Puede que a la gente le parezca una estupidez, pero para mi no lo es, porque no es sólo por el perro, que bastante tiene ya el pobre con sobrevivir sino que si está solo por ahí y le da por cruzar una carretera, puede provocar un accidente.

Para mí esto es importante y por eso lo escribo aquí y pido que por favor si vais a comprar o regalar un perro, o cualquier otro animal, pensad primero en todas las necesidades que conlleva y estad seguros; y si aún así lo hacéis y después no lo queréis dádselo a alguien que si lo quiera o entregadlo a una protectora.

Recordad que hay protectoras que recogen animales abandonados y que después la gente puede adoptarlos de allí.

Por favor no lo hagáis, recordad que también tienen derecho a vivir.

martes, 24 de julio de 2007

Nuestro cuerpo, la máquina perfecta


El imperio de los sentidos


I. Tacto. Te llevo en mi piel. Cuando somos bebés, necesitamos el contacto diario con de otra piel, la sensación de calidez, de proximidad, de pertenencia. Los más de diez millones de sensores en el interior de nuestro cuerpo y en la piel nos permiten ser conscientes de nosotros mismos y entrar en contacto con el mundo exterior. Las yemas de los dedos y la boca cuentan con una cantidad especialmente elevada de células sensibles.


EXPERIMENTO. Despiste dactilar...

Cruce el dedo corazón sobre el índice de una mano y páselos, muy suavemente, por la nariz, desde la base hacia arriba. Esta extraña postura desorienta al esquema corporal: usted creerá tener dos narices o una mucho más grande que la normalmente percibida.


II. Oído. Oye como va. Cuando las notas de una sinfonía o las palabras de soneto entran en nuestra cabeza, deben viajar, primero, a través del aire y, luego, a través del agua. El sonido entra en el conducto auditivo, pasa por el tímpano hasta a esos huesecillos de nombres tan gráficos como martillo, yunque y estribo. Estas tres diminutas piezas consiguen amplificar el sonido hasta 20 veces antes de que pase al caracol relleno de líquido. Allí, entonces se produce una serie de ondas que a su vez estimulan unos cilios situados a lo largo de la membrana que recubre el caracol. Estos "pelillos" transforman las ondas en señales eléctricas para el cerebro.


EXPERIMENTO. Las "voces" del silencio.

Cierre los ojos y preste atención a todos los sonidos posibles, desde el estrépito de un camión hasta el tic-tac de un reloj. ¿Ese ruido a lo lejos es de un tren o del tráfico de la calle? ¿A cuántas personas oye hablar? ¿Percibe el sonido de su propia respiración? Intente identificar las diferentes fuentes de sonido y cuéntelas. Repita varias veces durante el día esta escucha antenta y compare los sonidos de las distintas horas de la jornada. Si le apetece, puede ejecutar este ejercicio durante varios días para apreciar mejor los cambios. Le sorprenderá todo lo que suena alrededor.


III. Vista. La clave de un cerebro iluminado. Para llegar al interior de esos maravillosos instrumentos ópticos que son los ojos, la luz debe atravesar la córnea, que, con sus 43 dioptrías, posee una capacidad de refracción tan potente como la de una lente del grosor de un cenicero. La luz pasa luego a través de la pupila, esa abertura circular del coloreador iris, y llega al cristalino, un componenete que varía de forma según queramos enfocar algo cercano o lejano. Por último, alcanza la retina, la verdadera pantalla de la vista: allí, la imagen percibida se transformaa en una serie de impulsos eléctricos ya procesables por el cerebro.


EXPERIMENTO. El equilibrio a ciegas...

Sosténgase sobre una pierna con los ojos abiertos. Intente encontrar una postura fija que le permita mantener el equilibrio. Luego cierre los ojos. Perderá el equilibrio rápidamente...pues en ese momento la vista deja de ser la encargada de controlar el sentido del equilibrio. Si practica un poco, al final conseguirá sostenerse a ciegas cobre una pierna.


IV. Gusto. Una cuestión de narices... Mucho de lo que creemos saborear, en realidad, lo olemos: el sabor es básicamente una combinación de gustos y de olores en la que el olfato hace la mayor parte del trabajo. En cualquier caso, tanto en el paladar como, especialmente, en la lengua poseemos hasta 9.000 papilas gustativas con las que podemos percibir si algo es dulce, agrio, amargo, salado o "umami" (término que se aplica al sabor del glutamato, similar al del caldo de carne). Al contrario de lo que se creyó durante mucho tiempo, todas las partes de la lengua son sensibles por igual a todos los sabores.


EXPERIMENTO. "Sumérjase" en su lengua.

Coja pimienta, canela en polvo y azúcar. Tápese la nariz y eche un poco de canela en la lengua. Tras 15 segundos, destápese la nariz. Al principio notará un ligero picor en la lengua ; sólo al destapar su nariz, el sabor típico de la canela. Haga lo mismo con la pimienta y el azúcar. Comprobará que, con la nariz tapada, la pimienta tiene mucho más sabor que picor. Sólo el sabor del azúcar procede totalmente de lo que la lengua capta.


V. Olfato. Lo "esencial" es invisible a los ojos. Ningún otro sentido como éste está tan estrechamente ligado a nuestras emociones, incluso mientras dormimos: varios estudios han demostrado cómo el olor de las naranjas puede producirnos sueños agradables y el de algo podrido, estropearnos la noche. Ambas reacciones dependen de unos 350 tipos diferentes de receptores olfativos situados en nuestra nariz y nuestra cavidad bucal: en total, más de 20 millones de células. Tan pronto como uno de estos receptores olfativos capta un aroma produce una señal eléctrica que es transmitida por las fibras nerviosas hasta llegar al bulbo olfativo del cerebro, desde donde viaja directamente, y sin pasar por la corteza cerebral, hasta el sistema límbico, que desempeña un papel fundamental en la formación de las emociones.


4 errores sobre los sentidos


-El ser humano sólo tiene cinco

Inexacto. Los resultados de las últimas investigaciones prueban que en verdad tenemos más de 20 canales de percepción. Sólo en la piel contamos con siete tipos de de receptores: para percibir el dolor, el frío, el calor, el movimiento del aire, las vibraciones, los roces suaves y la presión. En cuanto a los sensores especiales que llevan al cerebro las señales del interior de nuestro cuerpo -como las producidas por los músculos, los vasos sanguíneos y los distintos órganos-, la mayoría de los científicos asegura que constituyen un sistema sensorial independiente.


-Somos conscientes de todo aquello que percibimos

No. Mucho científicos creen ahora que, junto con la percepción consciente, existe otra inconsciente capaz de influir en nuestros actos y sentimientos. En un estudio realizado en Suecia, varios hombres fueron expuestos a mirar imágenes de mujeres atractivas entre las que los expertos insertaron durante unos milisegundos algunas fotos de arañas y serpientes. Nadie recordó verlas, pero todos calificaron de menos atractivas a aquellas mujeres entre cuyas imágenes aparecieron esos animales, cuya visión, es evidente, influyó negativamente en la valoración de los voluntarios.


-El gusto reside en la boca

Falso. En la boca se hallan diversos sensores que diferencian, por ejemplo, lo salado de lo dulce. Pero muchas veces un sabor es percibido en un 90 por ciento por el olfato. Científicos alemanes y americanos demostraron incluso las diferencias entre las moléculas olorosas que llegan a la cavidad nasal por los orificios de la nariz y las que lo hacen a través de la faringe. Mostraron a su vez la sensación de placer experimentada en el cerebro cuando el aroma asciende desde la cavidad bucal a la nasal. Por eso quizá algunos quesos huelen tan mal pero saben tan bien.


-Vemos el mundo tal y como es

No. Creemos percibirlo de un modo completo y continuo, sin saltos ni interrupciones, pero, en verdad, somos videntes intermitentes. Una cuarta parte del tiempo durante el que creemos ver estamos a ciegas, parpadeando ( lo hacemos cada tres segundos) o moviendo los ojos de un punto a otro. Más aun: durante el tiempo restante sólo registramos una porción mínima del entorno. El cerebro procesa esos fragmentos de información con maestría y los completa gracias a nuestra memoria, de modo tal que nos crea la ilusión de un mundo completo y continuo.
(Artículo de la revista "XL Semanal" Nº1.030)